8 febrero

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Mitla

Mitla (Mictlan o Lugar de muertos en náhuatl, Lyobaa o Lugar de descanso en zapoteco, Ñuu Ndiyi o Lugar de muertos en mixteco) es una zona arqueológica localizada en el estado mexicano de Oaxaca. La ciudad se localiza a 40 km de la ciudad de Oaxaca, y a más de 600 km de la Ciudad de México; en ella han trabajado diversos arqueólogos entre los que destaca Leopoldo Batres (1852-1926), quien descubrió cimientos zapotecos bajo las decoraciones mixtecas existentes.

En el Valle de Mitla y a unos 80 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, el mágico paisaje mexicano nos regala otra de sus curiosas manifestaciones que sorprenden y encantan.

 

Ubicada cerca de San Lorenzo y en la cima de una colina una catarata petrificada se vierte sobre los ojos asombrados del visitante. ‘Hierve el Agua’ es una catarata petrificada compuesta de carbonato de sodio y magnesio con vetas de azufre.

Hierve el agua mitla

Cascada petrificada en Mitla

 

Oaxaca 1 ‘Hierve el Agua’, la catarata petrificada del Valle de Mitla

 

Contrariamente a lo que indica su nombre, Hierve el Agua es un manantial de agua tibia que se vierte a través de depósitos minerales que crean la ilusión de agua hirviente.

 

Tras miles de años de caer sobre el acantilado, el agua con minerales ha producido una gigantesca y espectacular catarata que parece detenida en el tiempo.

 

Las investigaciones y pruebas arqueológicas refieren que grupos nómades de hace unos 2.400 años ya utilizaban estas aguas y que antiguos agricultores construyeron una red de canales y pozos para los sembradíos en terrazas.

 

Turistas locales e internacionales quedan fascinados frente al espectáculo imponente y disfrutan chapoteando en las piscinas esculpidas en la piedra sobre el borde de un precipicio, sólo apto para viajeros intrépidos y amantes de las experiencias fuertes.

Su nombre es de origen náhuatl y significa «Lugar de los Muertos». Es un centro ceremonial zapoteca, residencia del poder eclesiástico. La armonía de sus edificios y la proporción de sus patios se ven resaltados por la extraordinaria decoración en grecas de sus muros, es una representación única en Mesoamérica.

Desde tiempos ancestrales, Mitla fue un centro ceremonial zapoteca, sólo superado en este territorio por Monte Albán. Su diseño urbano, con grandes estructuras y, lo más característico de este lugar: patios adornados con mosaicos de fina piedra pulida que los investigadores han fechado 300 años antes de la llegada de los invasores españoles.

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Otra de las peculiaridades que encontrarás en este sitio es la recurrencia de 14 sofisticados diseños geométricos representados en piedras labradas en varias estructuras del complejo. Quizá el más impresionante es el que se halla en la construcción hoy conocida como “El Palacio”.

 

Andar por las calles de la zona arqueológica llevará tu mente a volar por los tiempos de su período de apogeo. La organización de las construcciones, los edificios dedicados a los gobernantes y sacerdotes, e incluso, una mirada atenta, descubrirá que aún se conservan restos del color rojo de los murales originales.

 

Al llegar los españoles, destruyeron algunos templos y utilizaron las piedras para edificar la actual iglesia de San Pablo, que data del siglo XVI. En las afueras del sitio encontrarás tiendas de artesanías. De regreso a Oaxaca, una parada en Santa María del Tule te permitirá degustar platillos locales a precios muy accesibles.

Si ya tomaste rumbo por la carretera panamericana y saliste de la ciudad de Oaxaca hacia Santa María del Tule, Teotitlán y Mitla, estás en el camino perfecto para conocer una de las mayores bellezas naturales del estado, Hierve el Agua. Este fascinante paraje se encuentra a sólo 70 kilómetros de la capital, aunque la carretera requiere pericia y un vehículo en buenas condiciones, especialmente en la temporada de lluvia.

Al llegar, el paisaje cautivará tus sentidos. El verde de la sierra, el rumor del viento y ahí, a tus pies, nacen dos enormes cascadas petrificadas, esculpidas durante miles de años por el escurrimiento de agua carbonatada. En la parte superior, hay unas pequeñas pozas donde brota dicha agua a unos 24 grados centígrados. Desde ahí, el agua escurre, pero debido a la fuerte carga de minerales, en su caída va dejando sedimentos, sólo unos miligramos. Ahí se puede admirar la mano de la naturaleza, paciente, durante cientos de miles de años, esculpiendo capa a capa las caídas de agua que se deslizan 30 metros barranca abajo.

Arriesga un poco y camina por los senderos del lugar, así podrás llegar a la segunda cascada, desde donde tendrás vistas espectaculares de la primera. Sobra decir que venir a este lugar sin cámara es imperdonable. Hierve el Agua es un paraíso para quienes gustan de la fotografía de paisajes. Si cuentas con todo el día para explorar el lugar, aquí puedes hacer largas caminatas por dos kilómetros de senderos que te llevan al fondo de la cañada.

Hacia el lado del valle, puedes llegar a las pozas naturales y además de nadar, podrás tener una de las mejores vistas de la región. Otra opción es pernoctar en Hierve el Agua. Ahí encontrarás unas sencillas cabañas y rústicos restaurantes que ofrecen un menú económico.

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